En el corazón de nuestra historia familiar se encuentra un gran tesoro: nuestro ancestral Romero, una hierba aromática que ha unido a nuestra familia a lo largo de generaciones. Desde hace mucho tiempo, esta maravilla ha sido el latido de nuestra tradición, una joya que ha sido transmitida con amor y cuidado a través de los años.
Hace más de un siglo, mi bisabuelo, un apasionado agricultor, sembró el primer tallo de Romero en las tierras campesinas de Chipaque-Cundinamarca. Desde entonces, cada generación ha dedicado su talento y su corazón para perfeccionar esta obra maestra, manteniendo viva la esencia de nuestra cultura y el legado aromático de mi abuelo. Cada ramita de Romero es una prolongación de sus manos expertas y su pasión por esta planta sagrada.
Hoy en Bravío Farms honramos este legado, no solo como una tradición familiar, sino como una visión de futuro. Nos enorgullecemos de anunciar que aspiramos a llevar nuestro preciado Romero más allá de nuestras fronteras. De una pequeña tradición familiar, aspiramos a crecer y convertirnos en una empresa que busca incursionar en mercados extranjeros, compartiendo la autenticidad y el aroma que nos ha distinguido durante generaciones.
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